lunes, 2 de febrero de 2015

La controvertida Edad Media



La controvertida Edad Media
Apuntes de Hontanar por Luis Quintana Tejera
La E. M. comprende aproximadamente diez siglos y como época histórica alberga a la Iglesia Romana que hizo y deshizo a su antojo en todos los aspectos imaginables: social, económico, político, personal. Aunque es difícil determinar los períodos que comprenden estas lejanas épocas, es factible reconocer que la E. M. inició en el siglo V con dos posibles acontecimientos:
1.       La división del Imperio Romano por Teodosio en el 395[1].
2.       La caída de Roma en poder de los bárbaros en el 476. Desde fines del siglo IV las olas de invasores germanos asuelan Europa y llegan a destruir por completo el agonizante Imperio romano. En el 476 cae Roma en poder del rey de los hérulos: Odoacro.

                A su vez, esta etapa concluye en el siglo XV con la caída de Bizancio o Constantinopla en poder de los turcos otomanos; esto ocurre en 1453 aproximadamente.

                La E. M. fue considerada durante muchos años como una época de crueldad, de atraso, de oscurantismo y de regresión. El Renacimiento, sin duda por su proximidad y por su espíritu de reacción contra ella, se caracterizó por la total incomprensión de lo medieval, posición ésta que dominó durante los siglos XVII y XVIII principalmente y que, por desgracia, a veces tiende a reaparecer en nuestro complicado y moderno siglo XXI.

                El Romanticismo significó un retorno a la E. M. , pero llevó a cabo una falsa valoración, pues no vio en ella otra cosa que una época de misterios y de hazañas caballerescas, sobre la cual la imaginación podía desenvolverse libremente y de la cual se extraerían motivos para la expresión de los sentimientos.


                Muchos estudiosos, aunque no todos, han realizado en el siglo XX una valoración científica y medianamente objetiva de la E. M. Entre ellos, destacan Ernst Robert Curtius y su continuador Peter Dronke.[2] A la luz de estos estudios, se la considera como una de las épocas más ricas y fecundas de la historia, admirable por la profundidad de su filosofía, por la visión armónica y sistemática de la vida y por la belleza estética de sus producciones artísticas y literarias.

                Complementariamente, la concepción medieval de la existencia humana se halla animada por dos grandes ejes: la fe cristiana y el sentimiento del honor. Religión y heroísmo constituyen las bases de este pensamiento que tendrá muchos elementos en los que falta la verdadera realización del individuo.             
1.       Religiosidad.
Durante la E. M. Europa constituye una unidad religiosa en donde lo político y lo cultural se integran plenamente. No se excluyen, por supuesto, elementos hostiles o antagónicos, pero éstos son impotentes para destruirla. Toda la cultura está inspirada en la religión católica. La filosofía, el arte y la ciencia medievales descansan sobre la teología y están a su servicio. La vida terrenal se considera sólo como un camino que conduce a la vida eterna. Esa unidad religiosa se proyecta en el plano político en el cual se aspira a concretar una especie de Imperio Universal como el que busca Dante a través de su obra De Monarchia. A su vez, la unidad está favorecida por el empleo de una lengua común: el latín, única lengua de la filosofía, la teología y la ciencia. Posteriormente coexistirán la literatura escrita en latín con la que se escribe en lengua romance.
La Escolástica es la filosofía característica de la E. M. y ésta es el resultado de la adaptación del pensamiento aristotélico a la concepción cristiana. Dentro de La Escolástica destaca el Tomismo, cuyo principal representante —Tomás de Aquino— florece en el siglo XIII y en quien el pensamiento de Dante hunde sus raíces.

2.       Sentido heroico y caballeresco.
Después de la destrucción del Imperio de Carlomagno (siglo IX), en la época de los primeros tiempos del feudalismo, predomina el ideal épico y guerrero. La vida es dura, áspera, austera. La poesía de los cantares de gesta  corresponde a este momento. Posteriormente, junto al espíritu heroico y guerrero surge el sentimiento cortesano y caballeresco que se refleja en la poesía de los trovadores.

Algunos caracteres literarios
1.       Espontánea naturalidad. La literatura medieval se caracteriza por haberse formado sin tener en cuenta los modelos de la literatura greco-romana. Si bien Grecia y, sobre todo Roma, estaban muy cerca del pensamiento medieval, éstos —al menos al principio— prefirieron ignorarlos e intentaron ofrecer un modelo artístico diferente al de los clásicos; lo lograron parcialmente, porque finalmente concluyeron abrazando la causa clásica. Por esto no podemos afiliarnos a la afirmación de que los medievales desconocieron a los antiguos. Si bien es cierto que en general no se leía a los griegos —Aristóteles es la excepción— en cambio Cicerón, Virgilio, Horacio fueron traducidos e imitados durante el Medioevo. Por lo tanto, las obras latinas eran valoradas y estudiadas de acuerdo con la concepción cristiana. Teniendo en cuenta este aspecto, se estableció una selección: se prefirió a Virgilio en lugar de Homero y se despreció a Lucrecio, porque su concepción filosófica materialista no podía armonizar con la medieval.
2.       Tendencia moralizadora y satírica. Derivado de su carácter religioso, la literatura medieval persigue un fin didáctico y moralizador, lo cual le resta —al menos en parte— el desarrollo artístico que mereció tener.
3.       Lentitud del proceso de transformación. A diferencia del impulso renovador del Renacimiento y de la celeridad con que se suceden las tendencias literarias contemporáneas, la E. M. se caracteriza por la lentitud de su proceso de transformación. Existe una relativa inmovilidad o fijeza de los géneros literarios, aún cuando no debe exagerarse ese carácter. Hacer las cosas con tiempo puede representar un modo de actuar lento, pero ello no implica que los logros alcanzados fueran relativos o malos. No hay que olvidar que la E. M. es una época fecunda que contiene y desarrolla el germen del Renacimiento y no se la puede pensar como la metafórica “noche del mundo” como llegaron a decir algunos pensadores renacentistas y lo repitieron otros ignorantes contemporáneos.
4.       Uniformidad. Afirma Brunetière[3] que existe una asombrosa similitud entre las producciones literarias medievales de los diversos países europeos; pero esta similitud no debe exagerarse tampoco. Por ejemplo, el Cantar de los Nibelungos se diferencia de La Canción de Roldán por la mayor aportación mítico mágica que no destaca tanto en el segundo.
5.       Impersonalidad. La falta de significación local y de significación individual le hace pensar al mismo Brunetière en este carácter de impersonalidad.

Recapitulación de conceptos
La cosmovisión medieval
1.       Carácter teocéntrico sin descuidar la condición antropocéntrica que tímidamente comienza a perfilarse.
1.a. La fe en Dios constituye el elemento central del ordenamiento del mundo.
1.b. En este contexto, el mundo terrenal, humano y concreto adquieren su verdadero significado a través de la fe y no de otro modo.
1. c. Sin aceptar la existencia de Dios nada tiene sentido.
1.d. Pero en este marco está también el hombre que sufre y padece y de quien no es posible olvidarse tan fácilmente.
Desarrollo del conocimiento
1.       Al fusionarse el pensamiento cristiano con el pensamiento clásico —primero Aristóteles y después Platón— se avanza mucho en el marco del conocimiento.
2.       Aristóteles impacta por sus teorías en torno a la existencia de Dios y por ello se le toma en cuenta de modo particular.
3.       La vinculación del cristianismo con la tradición mitológica platónica tiene mucho que ver con el mundo de las ideas y las propuestas de este filósofo al respecto.
4.       Como consecuencia de lo anterior, el Medioevo se convirtió en la cuna del pensamiento científico moderno.
La fe en Dios como el fundamento y condición del conocimiento.
1.       La razón queda subordinada a la fe con toda la carga subjetiva que ello implica.
2.       El estado de auténtica sabiduría se alcanza en la medida en que el hombre no renuncie a su fe y esté en condiciones de enmendar sus errores si es que esto sucediera. El ejemplo está en el canto I de La Comedia de Dante en donde el personaje debe optar por continuar en la selva obscura o salir de ella para buscar la luz de la fe.
3.       Intento de probar la existencia de Dios, al mismo tiempo que se pretende demostrar lo absurdo que es afirmar que Dios no existe.
4.       La teología cristiana asume las categorías aristotélicas como su base explicativa; y esto lo hace en dos vertientes: la primera, queda establecido que los movimientos del universo apuntan hacia Dios a través de la realización de la naturaleza —Deus ex machina— ; la segunda, se asimila la lógica aristotélica del silogismo.
5.       Por lo anterior, la fe, el pensamiento teológico, la razón y la autoridad de la iglesia marchan juntos en un universo más controvertido y casual que nuestro propio siglo XXI.

OBSERVACIÓN:
1.       EL PASO DEL MEDIOEVO AL RENACIMIENTO CONSTITUYE UNA TRANSICIÓN IMPORTANTE Y NO PODEMOS AFILIARNOS A LA TESIS DE QUE LA EDAD MEDIA Y EL RENACIMIENTO SE REALIZAN MEDIANTE LA RUPTURA. NO HAY RUPTURA, HAY ENCADENAMIENTO Y SECUENCIA.
2.       EL PERÍODO HISTÓRICO QUE SIGUE AL MEDIOEVO SE LE DENOMINÓ TRADICIONALMENTE ÉPOCA MODERNA Y ESTA ÉPOCA REPRESENTA UN PASO IMPORTANTE EN LA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.
3.       LA ÉPOCA MODERNA CONCLUYE CON LA ILUSTRACIÓN —SIGLO XVIII— EN DONDE LA RAZÓN SE CONSTITUYE COMO LA ÚNICA FUERZA QUE DOMINA AL UNIVERSO Y LA FE, LA RELIGIÓN QUEDAN POSTERGADAS.
La Época Moderna y/o Renacimiento
1.       Está constituida por un eje fundamental que se desplaza del Dios creador al hombre y que constituye la base del denominado Antropocentrismo. Al igual que en la Edad Media no se podía hablar de un exclusivo Teocentrismo, en el Renacimiento no se manifiesta aislada el espíritu antropocéntrico, sino que convive y se desarrolla junto al teocentrismo. El hombre “moderno” cree en Dios y le rinde culto, pero intensifica su búsqueda del hombre tratando de rescatar sus derechos y de respetar sus aspiraciones.
Causas del pasaje del Medioevo a lo Moderno
1.       Crisis de autoridad que sufrió la Iglesia.
2.       Consecuencia de la puesta en duda de los dogmas de la fe que representa el movimiento de la Reforma.
3.       El pensamiento moderno desarrolla una concepción del conocimiento totalmente diferente. No participan en esta nueva elaboración del pensamiento autoridades que dicten qué se puede hacer y qué no.
4.       Se dará lugar a la sabiduría de la incertidumbre y de este modo el hombre moderno conocerá y planteará todos los enfoques desde el ángulo de la duda. Será éste un conocimiento escéptico y a la vez muy crítico.
5.       Este pensamiento se lleva a cabo en el marco de una particular tolerancia y pluralismo.


OBSERVACIÓN:
TODO LO DICHO PARA LA ÉPOCA MODERNA NO SE CUMPLE EN SU TOTALIDAD; SÓLO EXISTE LA DUDA QUE LLEVA AL HOMBRE A PREGUNTARSE POR PROBLEMÁTICAS A LAS QUE ANTES LA IGLESIA Y SU ESQUEMA REPRESIVO, NO LE HABÍAN PERMITIDO CONSIDERAR. EL RENACIMIENTO ES UNA BÚSQUEDA LLENA DE CONFLICTOS Y QUE SE CUMPLE PARCIALMENTE EN LA MEDIDA EN QUE EL HOMBRE CONTINÚA AMARRADO A ESQUEMAS DE ESE TRISTE PASADO MEDIEVAL.




[1] Flavio Teodosio, Teodosio I o también en el seno católico como Teodosio el Grande (Coca o Itálica, 11 de enero de 347 - Milán, 17 de enero de 395), fue un emperador de los romanos desde agosto de 378, como Dominus Noster Flavius Theodosius Augustus, hasta su muerte, deificado como Divus Theodosius. Promovido a la dignidad imperial tras el desastre de Adrianópolis, primero compartió el poder con Graciano y Valentiniano II. El 15 de mayo de 392, Teodosio reunió las porciones oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron definitivamente.
Con respecto a su política religiosa, continuó con la intolerable persecución a los paganos y tomó la trascendental decisión de hacer del cristianismo niceno o catolicismo la religión oficial del Imperio mediante el Edicto de Tesalónica de 380. (De Wikipedia).

[2] E. R. Curtius (1955). Literatura europea y Edad Media latina, trad. de Margit Frenk y Antonio Alatorre, México, F.C.E.
P. Dronke (1981). La individualidad poética en la Edad Media, trad. de Francisco Rico, Madrid, Alhambra.
[3] Crítico francés quien en Historia de la literatura clásica francesa desarrolla este concepto.